Son muchos los que llegan a la etapa adulta contrariados, descontentos y con poca experiencia de satisfacción en lo que respecta a la sexualidad.

Igual que es necesaria una conversación fluida en la pareja, la conversación sexual, no ha de ser una imposición o una obligación, ha de convertirse en un tiempo productivo de encuentro.

La terapia nos brinda la oportunidad de mejorar el malestar generado por las consultas más frecuentes, como la inhibición y/o carencia del deseo sexual, ideas obsesivas sexuales, frigidez, eyaculación precoz, problemas de erección, vaginismos, etc.

El deseo sexual se alimenta de muchas cosas, no sólo de genitalidad. El deseo sexual es complicidad, sensualidad, confianza, tiempo y, sobre todo, palabras. Cuando faltan estos elementos en la relación, el deseo sexual se apaga, dando prioridad a otras cosas de la vida.

El fin sexual es la satisfacción y, aunque parezca increíble, si no se consigue de una forma se consigue de otra, aunque implique malestar y sufrimiento.